Educación y tecnología. El reto del Siglo XXI

Frecuentemente oímos decir, incluso entre académicos de reconocida trayectoria, que la computadora (como referencia a cualquier dispositivo digital) nunca reemplazará al libro. El día de hoy, nuestro premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, refirió, en la inauguración de la 24ª edición de la Feria Internacional del Libro de Lima, que no debería permitirse que "las pantallas derroten a los libros" (AP, 2019). Esta afirmación no hace sino demostrar que persiste el pensamiento general de que la tecnología se opone o compite con el saber o el conocimiento. Complementando, Vargas Llosa sostiene que "una educación hecha exclusivamente de pantallas no es capaz de crear ese espíritu crítico". En esto puede que tenga cierta razón. Y es que no puede permitirse, en un mundo globalizado como el de hoy, considerar como exclusiva una sola fuente en la obtención del conocimiento. Sin embargo, considerar que el pensamiento deductivo o crítico se ve afectado por el despliegue de la tecnología, no resulta del todo comprobable.

En este punto hay que reconocer que el conocimiento humano es infinito; y que por tanto no se puede medir. Desde esa perspectiva, no se debería considerar al conocimiento como algo acumulativo sino mas bien como algo plenamente accesible. Hay quienes recuerdan la anécdota de la pregunta que le hacían a Albert Einstein acerca de si podía recitar de memoria alguna de sus complejas fórmulas y él respondía que no. Que eso era algo que podía deducir en el momento que le fuera necesario pero que no las recordaba de memoria. Finalmente Vargas Llosa añadió hoy que libros y pantallas pueden coexistir y "enriquecerse mutuamente". Y en esto tiene mucha razón, ya que ignorar el avance y las ventajas que la tecnología trae, sería negar una conexión hacia el futuro y hacia el desarrollo mismo.

Si partimos de la premisa de que la educación no es un fin sino un medio, el concepto de rivalidad entre tecnología y conocimiento comienza a perder forma. Esto debido a que queda cada vez más patente que la educación debe ser un medio para obtener bienestar y no una finalidad. El desarrollo tecnológico actual ha planteado un cambio de paradigma en el proceso de apropiación del conocimiento, llevándonos de un modelo enciclopédico a uno de streaming cognitivo (Linkedin.com, 2019). En cifras, el Banco Mundial estima que desde 1976 hacia 2016 hemos pasado del 69% a más de 83% en indices de alfabetización a nivel mundial (Data.worldbank.org, 2019). Este crecimiento exponencial, sin embargo, no garantiza que se haya incrementado paralelamente la calidad de la educación. Considerando que en el siglo XIX la educación era 1 a 1, hoy se estima que por cada maestro hay una media de 35 estudiantes, haciendo que la educación mas bien apunte a ser solo de calidad promedio. La tecnología podría contribuir a mejorar ese desbalance entre cantidad y calidad.

¿Conocemos a nuestros estudiantes?
Como parte fundamental de la ecuación maestro-estudiante (y visceversa), resulta esencial conocer y reconocer a la persona que está frente a nosotros. A lo mejor, nuestros estudiantes están comprendidos entre los 8 y los 28 años de edad, por lo que podrían estar comprendidos en las generaciones conocidas como Millenials o Centennials. Estos no son solo neologismos ni conceptos abstractos, sino que responden a una serie de características que su entorno ha implantado en ellos. Para conocer un poco más acerca de estas 2 generaciones, te invitamos a ver esta presentación, que forma parte de un taller virtual de capacitación continua para docentes de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas:



Como habrás podido observar, estas 2 generaciones tienen en particular una concepción de la inmediatez que difiere de quienes pertenecemos a generaciones anteriores. Y es que tener la capacidad de comprobar en tiempo real, con un pequeño dispositivo en la mano, todo aquello que se les dice, resulta estremecedor y a veces aterrador. La expectativa de demora en la satisfacción de la necesidad de conocimiento tiende a ser cada vez menor, sin embargo esta no es la única consecuencia de esa inmediatez, también está el hecho de que el estudiante ha comprendido, de manera más consistente, en que el conocimiento no es algo de lo que uno se deba apropiarse necesariamente, sino que mucho más importante, para él, es su inmediata disponibilidad. La memoria ya no es más un repositorio sino mas bien una manera de acceder inmediatamente a los contenidos. ¿Quién recuerda hoy algún número telefónico de su agenda?

A pesar de esto, el conocimiento tiende a democratizarse en tiempos de la internet, ya que la información que para uno resulta útil, para otro podría no, y viceversa, además de resultar válida sólo cuando es necesaria. Ese es el gran valor de Google y los buscadores. Para ello necesitamos de alguna prótesis o extensión, como decía Marshall McLuhan, que nos permita estar "conectados" a ese mundo virtual, que también nos puede confundir y desinformar. Debemos ser conscientes de que se piensa que no más del 1% de todo el conocimiento disponible en internet, resulta valioso. En lo que no hay un acuerdo es en cuál es ese 1%. El nuevo paradigma de la información -y de la educación- nos ha llevado a valorar más la velocidad que la cantidad en la información.

Como nos cuenta en este video Sandro Marcone, ex director general de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación, el modelo tecnológico nos conduce a la gestión de nuestro propio conocimiento, considerando que el maestro aún resulta ser pieza vital en el proceso, ya que proporciona la guía y la intermediación tan necesarias para el estudiante y que esto no difiere de lo que siempre aportó en su interelación con el alumno.

Hoy en día la ubicuidad es el bien sagrado en internet, y nos recuerda que la célebre frase "Publicar o no existir" ha cambiado de rumbos, dejando claro que más importante que publicar es poder ser encontrado, en el momento específico en que sea necesario. Es fundamental, para el docente de hoy, despegarse del modelo tradicional de apropiación del conocimiento y comprender la sintonía entre el pensamiento de los jóvenes de hoy y las nuevas -y quizá ya no tan nuevas- tecnologías de la información y comunicación.


Construcción colectiva de conocimiento a través de medios digitales from OutliersSchool.net on Vimeo.

Glosario:
Streaming: anglicismo usado para definir la transmisión o transferencia de información en tiempo real, a través del uso de redes digitales. Este concepto nace a partir de los incrementos de los anchos de banda, debido al desarrollo de las tecnologías ADSL, cable y fibra óptica, así como la expansión de las redes inalámbricas. La idea de streaming define el nuevo paradigma de la información, donde el almacenamiento, como algo acumulativo, se ve desplazado por la tasa de transferencia. De esta manera, los contenidos ya no son apropiados sino están disponibles, en tiempo real, cada vez que se necesiten, sin necesidad de descarga. Los contenidos usualmente transferidos a través de streaming suelen ser visuales, audiovisuales e interactivos.

Referencias:
AP, A. (2019). Mario Vargas Llosa: “No se debe permitir que pantallas derroten a libros”. [online] Gestion. Disponible en: https://gestion.pe/tendencias/mario-vargas-llosa-debe-permitir-pantallas-derroten-libros-273641 [Recuperado el 19 Jul. 2019].

Data.worldbank.org. (2019). Literacy rate, adult total (% of people ages 15 and above) | Data. [online] Disponible en: https://data.worldbank.org/indicator/se.adt.litr.zs?end=2018&start=1970 [Recuperado el 19 Jul. 2019].

Linkedin.com. (2019). Streaming Cognitivo: apropiación del conocimiento en la era digital. [online] Disponible en: https://www.linkedin.com/pulse/streaming-cognitivo-apropiación-del-conocimiento-en-la-sandro-marcone/ [Recuperado el 19 Jul. 2019].